Candelaria: Luz y Purificación de la Virgen María

Capilla de la Magdalena

Almanaque Gnóstico

Ilustración mística de tres velas encendidas simbolizando la Luz divina en la festividad de la Candelaria.

Almanaque Gnóstico

Candelaria. Festividad de la Purificación de la Virgen María

Después de la estación más oscura del año, 43 días después del solsticio de invierno, la Candelaria es la festividad de la aproximación a la Luz. La estación oscura se está alejando, aunque la luz aún no haya triunfado. En la tradición pagana, las tinieblas son gobernadas por el dios cornudo Cernunnos, el macho cabrío paternal y viril. Para los antiguos, esta fiesta simbolizaba la fecundización de las diosas o el principio femenino. El dios negro ilumina su casa con velas para recibir a la diosa iluminada y fecundizarla.

En la tradición cristiana, éste es el día en que todas las velas usadas durante el año deben ser bendecidas en la Iglesia. La vela simboliza al vehículo de la consciencia. El hombre se puede volver un receptáculo iluminado por las fuerzas creativas y regenerativas. Podríamos decir que la fertilidad intelectual y espiritual no está disponible a gran escala. Utilizando la fuerza creativa de las tinieblas, podremos prepararnos para la regeneración de la consciencia y para la venida de la estación de la luz que está por llegar.

La llama es un gran símbolo de la consciencia, y la presencia de las velas encendidas nos recuerdan que somos fractales de consciencia. Del mismo modo que la luz de una vela no eclipsa la luz del sol, de igual modo se quiere decir que no se precisa de la oscuridad para poder alumbrar. La consciencia se vale de las tinieblas para brillar con más intensidad. Por este motivo es tan apropiado bendecir las velas, sobre todo en los días oscuros, recordándonos la oscuridad de la ignorancia que nos impide brillar en la gnosis.

Procesión sagrada en la Candelaria con fieles portando velas encendidas en un ambiente místico.

Lecturas

Hebreos 2: 14-18 (PDT)

Los hijos de una familia son gente de carne y hueso, por eso Jesús se hizo de carne y hueso igual que ellos. Sólo así pudo morir y con su muerte derrotar al diablo, quien tenía el poder de la muerte. Jesús se hizo hombre para liberar a los hombres, quienes habían estado esclavizados toda la vida por temor a la muerte. Sabemos que Jesús vino a rescatar a los descendientes de Abraham, no a los ángeles. Por lo tanto, era necesario que Jesús fuera igual a sus hermanos en todo sentido. Se hizo como nosotros para poder ser sumo sacerdote fiel y compasivo en su servicio a Dios. De esta manera Jesús pudo ofrecer un sacrificio que quita los pecados de la gente. Jesús mismo sufrió y fue tentado, por eso puede ayudar a aquellos que son tentados.

Lucas 2: 22-40

Cuando se cumplieron los días de la purificación, según la ley de Moisés, los padres de Jesús lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».

Había entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel; y el Espíritu Santo estaba con él. Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu, fue al templo.

Y cuando entraban con el niño Jesús sus padres para cumplir con él lo acostumbrado según la ley, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:

«Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz.
Porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:
luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel».

Su padre y su madre estaban admirados por lo que se decía del niño. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción —y a ti misma una espada te traspasará el alma—, para que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».

Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, ya muy avanzada en años. De joven había vivido siete años casada, y luego viuda hasta los ochenta y cuatro; no se apartaba del templo, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones noche y día. Presentándose en aquel momento, alababa también a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Jerusalén.

Y, cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño, por su parte, iba creciendo y robusteciéndose, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios estaba con él.

Simeón sostiene al Niño Jesús en el Templo mientras María y José observan con reverencia.

Comentario

Candelaria: La Festividad de la Purificación de la Virgen María

La Candelaria y su Lugar en el Ciclo Litúrgico

La fiesta de la Candelaria marca el inicio de un ciclo de purificación y penitencia en la liturgia cristiana. A esta celebración le seguirán el carnaval, la Cuaresma y, finalmente, la Semana Santa. No es un evento aislado, sino un eslabón en la cadena de la espiritualidad cristiana, que nos lleva desde la contemplación del nacimiento de Cristo hasta la preparación para su pasión, muerte y resurrección.

En el calendario antiguo, la Candelaria se celebraba cuarenta días después de la Navidad, reflejando el tiempo de purificación de María tras el parto, conforme a la Ley de Moisés. Este periodo de cuarentena, presente en diversas tradiciones, simboliza la transición de un estado a otro: del nacimiento a la consagración, de la tiniebla a la luz, de la impureza a la santificación.

La Candelaria y la Luz en las Tradiciones Antiguas

El simbolismo de la luz está profundamente arraigado en la Candelaria. Antes de la llegada del cristianismo, muchas culturas celebraban festividades en honor al retorno progresivo de la luz tras el solsticio de invierno. En las antiguas tradiciones paganas, el periodo de oscuridad era gobernado por Cernunnos, el dios cornudo, quien representaba la fuerza vital latente en la naturaleza durante los meses fríos. Su unificación con la diosa iluminada simbolizaba el despertar de la fertilidad y la renovación de la vida.

En la tradición cristiana, la luz se convierte en símbolo de Cristo, el «Sol de justicia», que ilumina a las naciones. En la fiesta de la Candelaria, las velas utilizadas a lo largo del año son bendecidas en la iglesia, recordándonos que la luz de Cristo debe guiar nuestra vida y disipar las tinieblas de la ignorancia y el pecado.

La Presentación de Jesús en el Templo

La Candelaria también es conocida como la Fiesta de la Presentación del Señor. En el Evangelio de Lucas, se narra cómo María y José llevan al niño Jesús al templo de Jerusalén para cumplir con la ley mosaica. Allí, encuentran a Simeón, un hombre justo y piadoso, a quien el Espíritu Santo le había revelado que no moriría sin antes ver al Mesías.

Simeón toma al niño en sus brazos y proclama el famoso Cántico de Simeón: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz. Porque mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel». Con estas palabras, Simeón reconoce a Jesús como la Luz que iluminará al mundo.

Junto a Simeón aparece la profetisa Ana, una anciana que dedicaba su vida a la oración y al ayuno en el templo. Ella también reconoce en Jesús al Salvador esperado y lo proclama a todos los que aguardaban la redención de Israel.

La Purificación de María y su Significado Espiritual

Según la ley mosaica, una madre debía purificarse después del parto. María, aunque llena de gracia y sin mancha, se somete a esta ley con humildad, recordándonos que Cristo vino no para abolir la ley, sino para darle cumplimiento.

Esta purificación no es solo un acto legal, sino un símbolo de la disposición interior que todos debemos tener para recibir a Cristo. De la misma manera que María se presenta en el templo con un corazón puro, nosotros también somos llamados a presentarnos ante Dios con corazones renovados, dejando atrás las impurezas del ego y las tinieblas del mundo.

Representación serena y mística de la Purificación de María en el Templo, con la Virgen en actitud reverente y luz sagrada envolviéndola.

La Bendición de las Candelas y su Simbolismo

Uno de los aspectos más característicos de esta festividad es la bendición de las velas, que simbolizan la luz de Cristo en nuestras vidas. El encendido de velas no es un simple acto ritual, sino una proclamación visible de que el fuego divino arde en nuestros corazones y que, así como la llama de una vela puede encender otra sin disminuirse, así también la fe y la verdad deben ser compartidas.

En algunas regiones, esta fiesta se celebra con procesiones de velas encendidas, recordándonos que la luz de Cristo nos acompaña en el camino de la vida. Es una invitación a convertirnos en portadores de esa luz, para iluminar nuestro entorno con la verdad y la compasión.

La Candelaria en las Tradiciones Populares

La celebración de la Candelaria ha adquirido formas diversas en distintas culturas. En algunas partes de España, se encienden hogueras y se realizan danzas en honor a la Virgen. En México, la festividad está ligada a la tradición de la Rosca de Reyes: quien encuentra al niño en la rosca se convierte en el anfitrión de una reunión donde se ofrecen tamales, un alimento hecho a base de maíz, simbolizando la continuidad de la abundancia y la providencia divina.

Estos aspectos culturales enriquecen la comprensión de la Candelaria, recordándonos que la fe se expresa no solo en los ritos litúrgicos, sino también en las tradiciones cotidianas de los pueblos.

Camino hacia la Pascua: Preparación y Reflexión

Aunque la Candelaria es una fiesta de luz, también es una señal de que el tiempo de purificación está en marcha. Aún estamos en la etapa de oscuridad, pero la luz se aproxima. El niño Jesús crecerá, y su camino lo llevará a la cruz y a la resurrección.

Es un llamado a la reflexión y a la preparación del corazón. La purificación no es solo un acto simbólico, sino una disposición real del alma. Al igual que Cristo se ofrece en el templo, nosotros también debemos ofrecernos a Dios con sinceridad, permitiendo que su luz transforme nuestra existencia.

Conclusión

La Candelaria es una festividad rica en significado, que nos invita a contemplar el misterio de la luz en medio de la oscuridad. Nos recuerda que, aunque el camino hacia la Pascua pasa por la purificación y la prueba, la luz de Cristo nunca deja de brillar. Que en esta fiesta podamos renovar nuestro compromiso con la verdad y la fe, permitiendo que la luz del Señor guíe nuestros pasos hacia la plenitud de su amor.

Una representación mística y serena de la luz emergiendo en medio de la oscuridad, simbolizando la esperanza de la Candelaria.

Bendición de los Cirios

Oremos.

Dios y Padre nuestro, fuente y origen de toda luz, que en este día has mostrado al justo Simeón la Luz para iluminar a las naciones: te pedimos humildemente que + bendigas estos cirios, para que cuantos son iluminados en tu santo templo por el resplandor de estos cirios, puedan alcanzar el esplendor de tu gloria.

Por Jesucristo, nuestro Señor.

R. Amén.

(Rociar con agua bendita)

Ilustración serena de la bendición de las candelas en un ambiente litúrgico humilde, símbolo de la Luz de Cristo.

Plegaria

Dios todopoderoso y eterno,en el día de la Candelaria,  te pedimos humildemente que así como tu Hijo único, hecho hombre, fue presentado hoy en el templo, también nosotros podamos presentarnos a ti con un corazón puro.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

Presentación del Niño Jesús en el templo con Simeón y la profetisa Ana, rodeados de luz y velas encendidas.

Misa
La Candelaria

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Ilustración mística de tres velas encendidas simbolizando la Luz divina en la festividad de la Candelaria.

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