Almanaque Gnóstico
Equinoccio de Primavera
La palabra equinoccio viene de latín aequus, al igual que nox viene de noche. Vernis es la palabra del latín para primavera y el equinoccio de primavera ocurre alrededor del 21 de marzo, algunas veces el 22. Cuando la duración del día y de la noche es exactamente de 12 horas para cada uno. Los antiguos consideraban este momento de equilibrio real como mágico, inclusive decían que era el verdadero inicio de la primavera, lo mismo en los climas más nórdicos donde la primavera probablemente ya había transcurrido al menos de uno a tres meses.
Podríamos decir que psicológicamente el equinoccio de primavera traza el retorno de la luz del día, y el mito representa este hecho como el retorno del Salvador Solar. El amanecer anuncia la partida de la noche, con la promesa de que la Luz siempre llega. El Amanecer es considerado como la ruptura entre el submundo y el mundo superior, un momento en el que la humanidad puede retornar del gobierno de las regiones inferiores a las regiones superiores. En este instante mágico, aquello que era feo y oscuro renace con la calidad de nuevo, y cada símbolo de nacimiento y juventud releva la veracidad de esta imagen.
El Equinoccio de Primavera y la Pascua
El equinoccio de primavera generalmente no coincide con la Pascua, pero es clara la relación que guardan entre sí, teniendo en cuenta su significado e intención. Los antiguos reconocían, simbólicamente, la renovación de la tierra en la primavera, en la que podemos participar de la renovación del ser interior a través del Cristo, nuestro Salvador Solar. Con él descendemos a las profundidades oscuras del submundo de la inconsciencia; con él, en la Pascua, retornamos a los reinos de Luz con una mayor consciencia de la que poseíamos anteriormente. Tenemos la oportunidad de transferir nuestra identidad a la consciencia Crística, si conseguimos por apenas algunas pocas horas, participar en la dramática representación del ciclo Pascual, de forma completa.
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