Finalización de la Cuaresma

Capilla de la Magdalena

Almanaque Gnóstico

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Finalización de la Cuaresma

La Finalización de la Cuaresma, para los gnósticos, es el cuarto domingo de Cuaresma es llamado Domingo Rosa o de reposo, y se celebra con vestimentas rosas o rojas. Con ello se pretende amenizar la austeridad del trabajo de purificación con “nuevas luces sobre los caminos”. Lo que significa que para el alma que aspira a la Gnosis cuya tarea no es nada fácil, debe tomarse algunos momentos de relax y descanso espiritual. Si no atendemos este sencillo “hecho”, corremos el riesgo de perder el sentido del humor que debe acompañar franciscanamente a todos.

Lecturas

Juan 9:1, 6-9, 16-17, 34-41(RVC)

»Yo todavía tengo mucho que decirles, pero Al pasar, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva, y untó el lodo en los ojos del ciego; entonces le dijo: «Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que significa “Enviado”).» El ciego fue, se lavó, y al volver ya veía. Entonces los vecinos, y los que antes habían visto que era ciego, decían: «¿No es éste el que se sentaba a mendigar?» Unos decían: «Sí, es él»; otros decían: «Se le parece»; pero él decía: «Yo soy».

Algunos de los fariseos decían: «Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el día de reposo.» Y otros decían: «¿Cómo puede un pecador hacer estas señales?» Y había disensión entre ellos. Entonces volvieron a preguntarle al ciego: «¿Tú qué opinas del que te abrió los ojos?» Y él respondió: «Creo que es un profeta.»

 Ellos le dijeron: «Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos vas a enseñar?» Y lo expulsaron de allí.

Jesús supo que lo habían expulsado, así que cuando lo halló le dijo: «¿Crees tú en el Hijo de Dios?» Él le respondió: «Señor, ¿y quién es, para que crea en él?» Jesús le dijo: «Pues ya lo has visto, y es el que habla contigo.» Y él dijo: «Creo, Señor.» Y lo adoró. Jesús dijo: «Yo he venido a este mundo para juicio; para que vean los que no ven, y para que los que ven se queden ciegos.» Al oír esto, algunos de los fariseos que estaban con él le preguntaron: «¿Acaso también nosotros somos ciegos?» Jesús les respondió: «Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado; pero ahora, como dicen que ven, su pecado permanece.»

Tomás 91

Ellos le dijeron: «Dinos quién eres tú, para que creamos en ti». El les dijo: «Vosotros observáis el aspecto del cielo y de la tierra, y no habéis sido capaces de reconocer a aquel que está ante vosotros ni de intuir el momento presente».

Comentario

En el fondo ciegos de nacimiento somos todos, porque no hay más ciego que el que no quiere ver.

Fijaos en la profundidad del Evangelista Juan en este Capítulo 9 -que os recomiendo que leáis entero cuando podáis- y de que clase de visión nos habla, cuando el propio ciego se identifica a si mismo diciendo “Yo Soy”. ¿A que clase de visión le ha abierto los ojos Jesús?

Sin embargo, aquellos que afirman que ven, pero sin embargo no quieren ver, no le admiten y le expulsan acusándole de hereje entre ellos, pues tanto él como su “sanador” han quebrantado la Ley del sábado. Su orgullo no les permite ver que tienen ante ellos a un iluminado por Dios.

Este riesgo de los fariseos, de cegarnos por la Ley, lo corremos todos. Cuando somos demasiado estrictos con nosotros, sobretodo después de largos periodos de purga cuaresmal. Por eso hoy en este 4º domingo de cuaresma comenzamos el reposo y trataremos de amenizar la austeridad del trabajo de purificación con ”nuevas luces sobre los caminos”.

Planteo el versículo de Tomás como nueva reflexión para esta semana, porque seguro que muchas veces nos hemos dicho: “Dinos quién eres tú para que creamos en tí” o “Dime que esperas de mi”…

Procuremos que no nos pase como a los Fariseos que se nos presente un enviado de Dios y lo expulsemos de nuestra presencia por creer que vemos más que nadie…

Plegaria

Dios nuestro, que reconcilias maravillosamente al género humano por tu Palabra hecha carne; te pedimos que el pueblo cristiano se disponga a celebrar las próximas fiestas pascuales con una fe viva y una entrega generosa.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad de la Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

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