Almanaque Gnóstico
San Juan Evangelista
Hoy es San Juan Evangelista, si bien el almanaque gnóstico no lo recoge expresamente, el Obispo Principal (Tau Johanes Valentinus) y un servidor, coincidimos en hacerle un recuerdo especial por su labor iluminada en la escritura de su Santo Evangelio y el Libro de las Revelaciones (Apocalipsis).
Lecturas
1 Juan 1:1-4 (CST)
Lo que ha sido desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que hemos tocado con las manos, esto os anunciamos respecto al Verbo que es vida. Esta vida se manifestó. Nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella, y os anunciamos a vosotros la vida eterna que estaba con el Padre y que se nos ha manifestado. Os anunciamos lo que hemos visto y oído, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Os escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.
Juan 21:20-24 (RVC)
Al volverse Pedro, vio que los seguía el discípulo a quien Jesús amaba, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y que le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te entregará?» Cuando Pedro lo vio, le dijo a Jesús: «Señor, ¿y éste, qué?» Jesús le dijo: «Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué? Tú sígueme.» De allí surgió la idea entre los hermanos de que aquel discípulo no moriría. Pero Jesús no le dijo que no moriría. Sólo le dijo: «Si yo quiero que él se quede hasta que yo venga, ¿a ti qué?»
Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas, y que las ha escrito. Y sabemos que su testimonio es verdadero.
Comentario
Como ya habéis podido leer en la parte destinada al texto que recoge el Almanaque gnóstico, el Obispo Principal (Tau Johanes Valentinus) y un servidor, decidimos incluir a San Juan Evangelista por ser un apóstol especialmente querido e iluminado por nuestro Divino Reparador.
Con todo, y a pesar de no ser recogida su festividad originalmente, podemos leer en el propio almanaque, concretamente en el día del Viernes Santo, que mientras Jesús perecía en la Cruz, Juan, el discípulo bien amado, se dirigió a la montaña más próxima a contemplar qué había ocurrido. Y entonces Ieshuah apareció delante de él envuelto en una luz radiante y sonriendo ante el profundo sueño en el que los demás estaban inmersos. Fue entonces cuando Ieshuah reveló a Juan la plenitud de su Misterio.
También, en el catecismo, se nos dice que parte de la Gnosis fue revelada en la Escritura por el Apóstol San Juan y otros discípulos.
Estamos pues ante una figura importante en la Gnosis. Alguien amado especialmente por Ieshuah, que recibió la plenitud de los Misterios y que los dejó, en parte, escritos para que llegaran a nuestros días.
La maravilla del prólogo de su evangelio, que cada año leemos por navidad, es en si mismo todo un misterio. El libro de las revelaciones a dado pie a grandes obras literarias y cinematográficas… La actualidad de su obra no ha cesado ni cesará nunca…
Un hombre de origen humilde, un pescador sin estudios, hasta que siendo discípulo de Juan el Bautista, junto a Andrés tomó la decisión de ir tras Jesús y después arrastrar a su hermano Santiago. Un joven que en la última cena reclinaba la cabeza sobre el pecho del Señor, que se dejó transformar por la chispa que el Espíritu plantó en su interior y le convirtió en el Gran Evangelista que en la Cruz asumió ser el hijo de la Virgen María…
Que su vida nos anime y nos dé fuerza. Pero sobretodo que su obra nos ilumine…
Plegaria
Señor y Dios nuestro, que nos has revelado el misterio del Verbo hecho carne por medio del apóstol san Juan, concédenos la gracia de comprender con claridad lo que él nos enseñó tan admirablemente.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad de la Espíritu Santo, es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.
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