Oración Vespertina
La noche ha desplegado su velo sobre nosotros. Todo nos invita a meditar. Elevo mis pensamientos a Ti, Oh Divino Propator, y me acerco a Tu presencia para examinar mi conducta en este día: ¿No he ocultado mis pensamientos devotos cuando, por el contrario, debía haberlos expresado claramente? ¿No he mezclado el nombre de Dios con palabras de impaciencia, de enojo, falsedad o indiscreción? ¿He tenido en todo momento una firme voluntad, y la he sometido siempre a la luz de la Gnosis? ¿He preservado siempre mi dignidad espiritual? ¿He sido siempre moderado en la prosperidad y paciente en la adversidad? ¿Me he enfadado? ¿He sido orgulloso, vano y ambicioso? ¿He tratado siempre a mi prójimo como un hermano o hermana y con amor? ¿He actuado por odio o venganza? ¿Me he abstenido de murmuración, de calumnia y de juicios irreflexivos? ¿He corregido el daño causado a mi prójimo? ¿He dicho siempre la verdad? ¿He mantenido siempre mi palabra cuando ha sido dada? Finalmente, ¿he pasado bien mi día?
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Estas, Oh Padre mío, son mis faltas; las admito ante Ti, y aunque Tú no tienes necesidad de mi confesión, y ves dentro de las profundidades de mi corazón, sin embargo, las reconozco ante Ti y las confieso al cielo y la tierra porque he pecado en palabras, en pensamientos, en hechos y omisiones, por mi culpa, por mi gran culpa.
Oh Dios y Padre mío, he pasado por alto la norma que Tú has establecido para mí; rompe la dureza de mi corazón y mediante Tu fuerza infinita y Tu bondad, haz brotar de él lágrimas de penitencia. Perdóname, Oh mi Dios, por todo el mal que he hecho y he inducido hacer; perdóname por todo el bien que no he hecho, y debía hacer o he hecho malamente; perdóname por todas las transgresiones que conozco y también por aquellas que no conozco; siento sincero arrepentimiento por ellas y deseo hacer un esfuerzo para corregirlas.
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Señor, Oh Divino Propator, Quien eres el Padre de las Luces y el Protector de todos aquellos que en Ti confían, dígnate tomarme bajo Tu Santa Protección durante esta noche y guárdame de todos los peligros terrenales y de los riesgos espirituales. Durante el sueño de mi cuerpo, haz que mi alma vele en Ti. Subyuga en mí todos los malos deseos; haz que mi conciencia disfrute de una santa tranquilidad, aleja de mí todos los malos pensamientos y todas las peligrosas ilusiones de los Arcontes. Otorga Tu poderosa protección a todos aquellos que forman la familia de la Gnosis y a todos los espíritus humanos aún errantes en este lugar de exilio, sea que estén en el cuerpo o fuera de él.
Padre de las Luces, mientras me duermo, pongo mi confianza en Ti y en la doble y brillante estrella del Pleroma.
Amén.
(De la Iglesia Gnóstica Francesa, ligeramente modificada)
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