La Ordenación Gnóstica como Vía de la Gracia

Capilla de la Magdalena

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La Ordenación Gnóstica como Vía de la Gracia

Mis Bien Amados Hermanos:

El sendero de la ascesis gnóstica en nuestra Iglesia no consiste en la obtención de ciertos grados a través de los cuales se obtiene una determinada enseñanza. La Iglesia ya proporciona al catecúmeno que ha recibido el Consolamentum, junto con los libros sagrados, el Catecismo que recoge toda la instrucción doctrinal (gnosticismo) y las referencias bibliográficas necesarias para que, a través de su trabajo personal y con la inspiración del Espíritu Santo, pueda acompañar su proceso de despertar a la Luz divina, advirtiendo que este proceso será inútil si no va seguido de la realización efectiva de los dones procurados por la Gracia de las ordenaciones sucesivas y el auxilio de la liturgia y de la oración. Sin esta realización efectiva, consecuencia de una observancia estricta de los compromisos adquiridos y de una purificación continua y gradual del hombre de deseo, las ordenaciones recibidas quedarán totalmente inoperativas.

Así pues, como nos recuerda Robert Amadou: “el conocimiento del que se trata cuando se habla de gnosis, no es de tipo racional. Es un conocimiento espiritual, divino: De dios en mí, de mí en Dios. Y del mundo en función de uno y otro. El conocimiento perfecto”. Este conocimiento perfecto que opera la liberación del hombre trata, como nos dice Clemente de Alejandría, “de lo que fuimos, de lo que hemos llegado a ser; de dónde estábamos y desde dónde fuimos arrojados; del lugar donde nos encontramos, del lugar donde hemos sido redimidos; de lo que es el nacimiento y el renacimiento”. Por lo tanto, “La gnosis es una experiencia o se refiere a una eventual experiencia interior, llamada a ser estado inamisible [que no se puede perder], por el cual, durante una iluminación, la cual es regeneración y divinización, el hombre se re-apodera de su verdad, recuerda y retoma consciencia de sí mismo, es decir, de su naturaleza y de su origen auténticos al mismo tiempo; por ello, se conoce y se reconoce en Dios, conoce a Dios y se presenta a sí mismo como emanado de Dios y extraño al mundo, adquiriendo así, con la posesión de su ‘yo’ y de su condición verdaderos, la explicación de su destino y la certeza definitiva de su salvación, descubriéndose como ser -por derecho y por toda la eternidad- salvado”. Esta Gnosis, por tanto, es universal, y siempre ha estado al alcance del hombre desde el origen de la humanidad, puesto que desde ese mismo origen el hombre ha recibido las influencias salvíficas del Cristo. Tal como nos comenta San Agustín: “lo que llamamos hoy religión cristiana existía ya desde el origen del género humano, hasta que habiendo venido el mismo Cristo, empezáramos a llamar cristiana a la verdadera religión que ya existía antes”. Esta es la religión de la Iglesia a la que podemos llamar con propiedad Iglesia Gnóstica Universal, verdadera Iglesia Interior e Invisible que ha perdurado y perdurará por los siglos de los siglos.

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