Almanaque Gnóstico

Pentecostés

El día de Pentecostés se celebra inmediatamente después de la Ascensión y es una fiesta para empaparse con el Espíritu Santo. Ieshuah dice: “La paz que está con vosotros, es mi paz que os la doy a vosotros”. Cuando Ieshuah vuelve al Pleroma, la imagen de la Paloma que viene de las alturas nos traza la promesa de su paz. El Espíritu Santo es siempre la presencia femenina de Dios, llamada también Shejinah en el misticismo hebraico. Es el cumplimiento del carácter secreto de la vida, pues a través de su más santo poder, toda vida se vuelve santa. Este día es una de las fechas primeras para la ceremonia de confirmación, la iniciación del fuego y de la función intuitiva. Esta es la fecha que coincide también con Shabuoth, la festividad hebrea que conmemora la entrega de la Ley a Moisés.

Lecturas

1 Corintios 12:3b-7,12-13 (RVA-2015)

Hermanos:

Nadie puede decir: “Jesús es el Señor”, sino por el Espíritu Santo.

Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el Espíritu es el mismo. Hay también diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. También hay diversidad de actividades, pero el mismo Dios es el que realiza todas las cosas en todos. Pero a cada cual le es dada la manifestación del Espíritu para provecho mutuo.

Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y tiene muchos miembros, y que todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu.

Hechos 2:1-11 (NVI)

Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse.

Estaban de visita en Jerusalén judíos piadosos, procedentes de todas las naciones de la tierra. Al oír aquel bullicio, se agolparon y quedaron todos pasmados porque cada uno los escuchaba hablar en su propio idioma. Desconcertados y maravillados, decían: «¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye hablar en su lengua materna? Partos, medos y elamitas; habitantes de Mesopotamia, de Judea y de Capadocia, del Ponto y de Asia, de Frigia y de Panfilia, de Egipto y de las regiones de Libia cercanas a Cirene; visitantes llegados de Roma; judíos y prosélitos; cretenses y árabes: ¡todos por igual los oímos proclamar en nuestra propia lengua las maravillas de Dios!»

Tomás 29

Dijo Jesús: «El que la carne haya llegado a ser gracias al espíritu es un prodigio; pero el que el espíritu (haya llegado a ser) gracias al cuerpo, es prodigio [de prodigios]. Y yo me maravillo cómo esta gran riqueza ha venido a alojarse en esta pobreza».

Comentario

Como ya comentamos la semana pasada, el lenguaje de las fiestas de la Ascensión y del Pentecostés es exclusivo de Lucas y las dos constituyen un único acto, que no se puede ver por separado: EL INICIO DE LA IGLESIA.

San Lucas, que es un literato muy hábil, hace coincidir esta fiesta de hoy con la antigua fiesta preexistente judía del pentecostés dándole una nueva dimensión o significado.

La fiesta de Pentecostés era la FIESTA DE LOS FRUTOS o de la RECOLECCIÓN. Los judíos celebraban también la fiesta de la RECEPCIÓN DE LA LEY (Alianza) que les constituía en «Pueblo de Dios». San Lucas pretende hacernos ver que la Espíritu Santo es el auténtico y definitivo «fruto» de la vida de Jesús. O dicho de otro modo: la vida de Jesús no debe entenderse sólo como una experiencia suya sino como una experiencia que se «proyecta» hacia toda la Humanidad, constituyéndose en el nuevo y definitivo «Pueblo de Dios».

«Pentecostés» significa «50». En el lenguaje popular, los números están cargados de simbolismo. «50» manifiesta un nuevo comienzo que es resultado de una plenitud. Los «frutos» son también «semillas» de nueva vida.

«50» sugiere la continuación de la PLENITUD expresada ya en el «7».    7 × 7 = 49: es la PLENITUD. Luego viene el «50», que vuelve a empezar desde la PLENITUD. Cada 50 años la vida del pueblo se renueva. (Año jubilar.> Levítico, 25,10). Israel, como «Pueblo Elegido», llega a su PLENITUD en Jesucristo. En el Nuevo Pentecostés recomienza el «Pueblo Elegido», ahora ya universal y definitivo.

La UNIVERSALIDAD es una característica destacada de este nuevo Pueblo, expresada por el simbolismo de las lenguas. «Residían en Jerusalén judíos devotos de todas las naciones que hay bajo el cielo«. Con la recepción de la Espíritu Santo descubren que «todos se entienden». Es la corrección de lo que había sucedido cuando la Humanidad, en su afán de «ser como dioses», quería construir una torre «que llegara hasta el cielo». (Relato de la Torre de Babel → Génesis 11.5. También → Génesis 3,5). La «Torre» simboliza «Poder», y el Poder no sirve para «entenderse». La Torre de Babel es un relato mítico para expresar la diversidad de las lenguas, lo que impide que la gente «se entienda». Como no se entendían, se habían dispersado.

El nuevo Pentecostés cambia esta situación. Congrega a todos. Las LENGUAS tocan a cada persona de la nueva comunidad. Son lenguas vivas, de fuego. Gracias a estas lenguas todos se entendían, y oían «proclamar en nuestras propias lenguas las maravillas de Dios». Aquello que impide entenderse no es la variedad de lenguas sino la búsqueda del Poder («Torre»). Si la Espíritu nos abre al Amor, la variedad de lenguas no es ningún problema.

Efectivamente, la Espíritu se posa sobre todos. También, en los otros Evangelios, Jesús da la Espíritu a todos los discípulos … Sin distinción… Si continuáramos la lectura veríamos como Pedro toma la palabra y dirige un discurso en el que trata de poner orden a la escena que se ha vivido. Y, es que, a alguno, nunca le pareció del todo bueno eso de que la Espíritu actúe en todos por igual.

Vemos lo que les dice San Pablo a los Corintios en su primera Carta de la Lectura seleccionada para hoy: La Espíritu nos da a todos sus dones, a cada uno de forma distinta. Aprovecho para recomendaros una lectura completa de este capítulo 12, donde el apóstol que cayó del caballo nos explica las distintas formas que tiene de actuar la Espíritu Santo en nosotros. Aquí deberíamos hacer mención a aquellos vicios que han surgido con el paso de los años, consistentes en confundir la universalidad con la uniformidad y confrontarlos, precisamente, con esta carta de San Pablo.

Lamentablemente, los hombres, perdidos por el ansia de poder y las riquezas volvimos a construir la TORRE DE BABEL y la asentamos en el corazón mismo del Imperio o de los Imperios. Por suerte, la Espíritu Santo sigue actuando en los corazones de los hombres rectos y la verdadera Iglesia de Cristo no ha dejado nunca de estar sobre la tierra, porque ella vino a establecerse con fuerza para siempre. Parafraseando al apóstol Tomás, Jesús se maravillaba de que esta gran riqueza viniera a alojarse en esta gran pobreza.

Plegaria

Dios nuestro, que por el misterio de esta fiesta santificas a tu Iglesia extendida entre las naciones, derrama sobre toda la tierra los dones del Espíritu Santo, e infunde en el corazón de tus fieles las maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad de la Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén

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