Con el Domingo de Ramos comienza la Semana Santa. Contemplamos la entrada del Cristo en Jerusalén: montado sobre un pollino, símbolo del cuerpo dominado por el Espíritu. Es la apertura del drama pascual, en que el mismo que es aclamado hoy será crucificado días después.
El Quinto Domingo de Cuaresma nos conduce a la contemplación del misterio de la Cruz, icono del Amor que vence al mundo. En este día, el drama del sacrificio del Cristo se revela como un acto glorioso que ilumina el camino hacia la Pascua. Desde el corazón del Evangelio y la mirada gnóstica, descubrimos que solo quien pierde su vida en el mundo la gana en el Espíritu.
La Finalización de la Cuaresma, conocida como Domingo Rosa, invita al alma a tomar un descanso en su camino de purificación. Reflexionamos sobre la visión interior que nos ofrece el Evangelio y sobre el riesgo de caer en una ceguera farisaica. Una pausa luminosa en el Almanaque Gnóstico para reencontrar el sentido profundo de la Gnosis.
El Arcángel Gabriel es recordado como el ángel de la “buena nueva”, de la “anunciación” a María, madre de Ieshuah
Podríamos decir que psicológicamente el equinoccio de primavera traza el retorno de la luz del día, y el mito representa este hecho como el retorno del Salvador Solar.
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