Almanaque Gnóstico

Tiempo de Adviento

El tiempo de adviento comienza cuatro domingos antes de navidad. La túnica color púrpura anuncia que es época de preparación. En el corazón del silencio es donde se experimentan las tinieblas, con el fin de preparar la luz que va a llegar. Buscamos el nacimiento de Dios en el alma, esperando los tesoros en la pureza y en la devoción. Sin esta preparación interior no estamos en posición de recibir al glorioso Niño de Luz y mucho menos de comprender su mensaje.

Lecturas

Romanos 13:11 (RVC)

Hermanos, sean conscientes del tiempo en qué vivimos y de que ya es hora de que despertemos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca de nosotros ahora que cuando creímos.

Marcos 13:33-37 (BLP)

Por tanto, procurad estar despiertos, porque no sabéis cuándo llegará el momento. Es como alguien que, al ausentarse de su casa, confía a sus criados la administración de ella; a cada uno lo hace responsable de su propia obligación, y al portero le encarga que vigile bien. Estad, pues, vigilantes también vosotros, porque no sabéis cuándo va a llegar el señor de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o de madrugada. ¡Que no os encuentre dormidos, aunque venga de improviso! Y esto que os digo a vosotros, se lo digo a todos: ¡Estad vigilantes!

Tomás 2

Dijo Jesús: «El que busca no debe dejar de buscar hasta tanto que encuentre. Y cuando encuentre se estremecerá, y tras su estremecimiento se llenará de admiración y reinará sobre el universo»

Comentario

El tiempo de adviento es un tiempo de preparación para la Navidad.

Los tiempos de la Iglesia son necesarios para recordarnos a todos las etapas de desarrollo del ser humano. De hecho los ciclos se repiten por todas partes, aquellos de vosotros que estéis acostumbrados ya a “observar” lo sabéis, los que aún no, os doy ahí un poco el sentido del fragmento de la carta de San Pablo a los Romanos que hemos leído hoy: “Seamos conscientes del tiempo en qué vivimos”.

La Iglesia, pues, nos dice que es necesario prepararnos para recibir el nacimiento de Emanuel (Dios con nosotros) que nacerá como un bebé, simbólicamente el día de Navidad, pocos días después dels solsticio de invierno, cuando la luz solar comenzará a ganarle terreno a la oscuridad poco a poco, por eso será un niño pequeño.
San Marcos nos dice, en esta versión de la traducción, que estemos vigilantes, alerta dice en otras, que procuremos estar despiertos, es decir, esta obra requerirá por nuestra parte que pongamos esfuerzo. El adviento nos pide nuestra atención, tanto si intentamos esta aventura por primera vez, como si queremos renovarla un año más.

Quiero ser breve porque el adviento es tiempo de recogimiento interior, en este sentido haremos las meditaciones más largas, pero antes quisiera comentaros el motivo de la elección del versículo de Tomás de esta semana y es que el Adviento y la vida Cristiana en general, debe de ser eso: La Búsqueda de Dios, y queridos hermanos como escribe el apóstol, no dejéis de buscar hasta que os estremezcáis, o como decía uno de los maestros que han pasado por mi vida (un cura católico-romano): “si la iglesia no os hace sentir libres salid de la iglesia”

Plegaria

Señor y Dios nuestro, concédenos esperar con amor la llegada de tu Hijo, para que, cuando él venga y nos llame, nos encuentre velando y buscándole.

Él que vive y reina contigo en la unidad de la Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Amén.

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