Almanaque Gnóstico
Día de la Ascensión
Cuarenta días después de la Pascua ocurrió la Ascensión. Este ciclo de cuarenta días de Resurrección culmina con otra imagen del Salvador vivo. Habiendo venido de las regiones inferiores de la tierra, en la Pascua, el Logos se eleva a los reinos del cielo o el Pleroma, a la Plenitud. Aquí Ieshuah ya había dominado a los gobernantes del mundo y los poderes de la personalidad, mostrándonos que nuestra tarea no está completa antes de realizar el retorno a los planos superiores.
En el día de la Ascensión, el Cirio Pascual es formalmente extinguido, indicando que ascendemos en corazón y en mente para habitar con Él eternamente.

Lecturas
Hechos 1:3-11 (CST)
Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante cuarenta días se les apareció y les habló acerca del reino de Dios. Una vez, mientras comía con ellos, les ordenó: -No os alejéis de Jerusalén, sino esperad la promesa del Padre, de la cual os he hablado: Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: -Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel? -No os toca a vosotros conocer la hora ni el momento determinados por la autoridad misma del Padre -les contestó Jesús-. Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre vosotros, recibiréis poder y seréis mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.
Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista. Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. De repente, se les acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: -Galileos, ¿qué hacéis aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido llevado de entre vosotros al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo habéis visto irse.
Mateo 28:16-20 (BLP)
Los once discípulos fueron, pues, a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Allí encontraron a Jesús y le adoraron, aunque algunos todavía dudaban. Jesús se acercó y les dijo: -Dios me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a los habitantes de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Tomás 37
Sus discípulos dijeron: «¿Cuándo te nos vas a manifestar y cuándo te vamos a ver?» Dijo Jesús: «Cuando perdáis (el sentido de) la vergüenza y —cogiendo vuestros vestidos— los pongáis bajo los talones como niños pequeños y los pisoteéis, entonces [veréis] al Hijo del Viviente y no tendréis miedo».

Comentario
✨ Día de la Ascensión
❓ ¿Contradicción entre los relatos?
Si tomáramos los textos evangélicos al pie de la letra, pocos ejemplos encontraríamos más evidentes de contradicción que los que hoy leemos. En el libro de los Hechos (el único que relata la Ascensión y que, en rigor, no es un evangelio sino una segunda parte del Evangelio de Lucas), Jesús ordena a los discípulos permanecer en Jerusalén y asciende al cielo envuelto en una nube. Este relato dará lugar a la fiesta del próximo domingo: Pentecostés.
Sin embargo, en el Evangelio de Mateo, Jesús convoca a los suyos en Galilea, se manifiesta a ellos y declara que permanecerá con ellos todos los días, hasta el fin del mundo.
¿Entonces… Jesús se va o se queda? ¿Jerusalén o Galilea? ¿Qué está ocurriendo aquí? Si lo interpretamos literalmente, nos encontramos ante un evidente sinsentido. Pero quizá no es que mientan los textos, sino que estamos entendiendo mal.
📜 La gran inclusión de Mateo
Cada evangelista tiene su modo de narrar el misterio. En Mateo, encontramos una gran inclusión literaria que enmarca todo su evangelio: al principio, tras la genealogía, se nos anuncia el nacimiento de un niño llamado Emmanuel, que significa “Dios con nosotros” (Mt 1,23). Y al final, son las propias palabras del Cristo resucitado las que lo confirman: “Yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo”.
Es el corazón mismo del mensaje bíblico. Recordemos que el nombre divino revelado en la Escritura es Yahvé, que significa: “Yo soy”.
✍️ El método simbólico de Lucas
Lucas, por su parte, escoge otro camino. A él le debemos las fiestas de la Ascensión y Pentecostés, que no figuran como tales en ningún otro evangelio. De hecho, las traslada desde su evangelio al segundo tomo de su obra: los Hechos de los Apóstoles. Pero no deben verse como fiestas separadas, sino como dos momentos de un mismo movimiento: así como muerte y resurrección son inseparables, también lo son ascensión y don del Espíritu.

🔥 El Paráclito
Como ya señalábamos el domingo anterior, el Maestro se retira para dejar paso a los discípulos, enviando en su lugar al Espíritu Santo, el Paráclito, el Otro Defensor. Esta será la gran revelación que contemplaremos el próximo domingo.
🤝 No hay contradicción
Así pues, no parece haber verdadera oposición entre los relatos de Mateo y Lucas. Cada uno, a su modo, revela un aspecto del Misterio. No se contradicen: se complementan.
🌍 No se trata de hacer proselitismo
Una última reflexión. Conviene no entender la llamada del Evangelio de Mateo en clave proselitista o sectaria. Jesús no envía a sus discípulos a reclutar nuevos adeptos, sino a anunciar a todos los pueblos la posibilidad de participar en la Vida divina. No es una llamada a “hacer cristianos” (en sentido confesional), sino a hacer seres humanos plenos, según el designio del Padre.
🕊️ Deberes para casa
Tenemos una semana para meditar todo esto antes de la manifestación plena del Espíritu. Pero debemos aprender a pensar como Dios y no como los hombres. Por eso, he querido incluir el versículo 37 del Evangelio de Tomás, que puede servirnos de inspiración y de clave:
«Cuando perdáis el sentido de la vergüenza, y—cogiendo vuestros vestidos— los pongáis bajo los talones como niños pequeños y los pisoteéis, entonces veréis al Hijo del Viviente y no tendréis miedo.»

Plegaria
Concédenos, Dios todopoderoso, darte gracias con santa alegría, porque en la ascensión de Cristo, tu Hijo, nuestra humanidad es elevada junto a ti, ya que él, como cabeza de la Iglesia, nos ha precedido en la gloria que nosotros, su cuerpo, esperamos alcanzar.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad de la Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
Misa
Día de la Ascensión
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